viernes, 11 de febrero de 2011

“Respirar y dejar de respirar”

Jorge Teillier

Uno advierte que la vida se acerca como un avión o como un ave enorme.

Y está parado en mitad de la calle como la víctima promedio del tráfico.

Uno siente, a veces, tristeza por el desprecio de un desconocido.

Sale y la calle es más sola que la casa.

Recibe clases de inglés. Paga deudas. Compra cosas.

Piensa en la posibilidad de las ventanas

del mundo que se retuerce sonriente tras la puerta.

Recibe la lluvia, se embriaga, come carne.

Uno respira. Sólo eso. Y deja de respirar cualquier día opaco

o soleado si eso importara.

Uno se despide cuando ve a la vida alejarse sobre trenes rápidos

por la madrugada.

Uno no habla: envejece y muere en silencio, como un árbol.

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