miércoles, 24 de noviembre de 2010

País lluvioso 1/3


Hay una jaula.

Un tipo desnudo frente a un ventilador en un día de verano.

Treinta y ocho a la sombra: un tiempo y otro. Música en español.

Hambre sobre las calles de Europa. Todos duermen. Abajo

alguien le pide que se quede. Hay que dejar de leer poemas

o leer más. Estos años ha sido demasiado torpe. Tal vez haya envejecido

demasiado pronto, mientras siguen gritando de dolor

entre las llamas. Hablan. Dicen cualquier cosa. Inventan abismos y caen.

Cada una es un fósforo encendido que eleva una plegaria.

A veces piensa que los poemas son certezas.

Ellas siguen gritando

entre las llamas, como verdaderas poetas. Ahora

nada es cierto. Nadie envejecerá en este poema

sin la tormenta de los siglos.