miércoles, 28 de abril de 2010

2.1.

Su pelo era una noche nublada

en la que todo el mal del mundo llueve sobre la ciudad destruida.

Pero eso era decir mucho

o decir muy poco

o decir lo que hubiera dicho cualquiera sobre su pelo.

Y su mirada perdida como si en el fondo

pensara en el mar

que no es un mar sino una pecera de amantes

que no es un mar sino un vestido adornado con los poemas

escritos por el niño que no cupo en su útero.

Porque sus ojos no eran una promesa

sino el instante en el que un asesino recuerda a su madre

y el naufragio y los pasos

en los ojos de una anciana

y el miedo de escribir un poema sobre ella

o el miedo de no escribir un poema sino el ripio

de palabras descomponiéndose

porque el infierno está empedrado con palabras

que martillan el cerebro como muertes que salen de la boca de dios.

Como muertes pálidas esperando la ocasión para nacer

para hablar en el vientre de una mujer confundida y sola

para atormentar al mundo y decir que aún hay vida

y que la noche seguirá siendo un insecto diminuto

entre su pelo negro.

Imagen: Illuminating the dark city. Subida originalmente por Ahmed.. ID.

martes, 20 de abril de 2010

Perros


Los perros descubren la calle
fantasmas aúllan sobre asfalto
ladran y mueren
como promesas húmedas que se van
con agua en los ojos.

Pienso que los poemas son certezas.
Pienso en una explosión magnífica.
En el aullido profético de la demencia.

No sé si alguien derribará la puerta o gritará mi nombre
para cobrarse mi fracaso ahora. No lo sé.
Sé que los perros vagan por la calle
tragedias flacas que ladran y mueren como poetas necios
que llueven sobre la piel sin gloria del mundo.

jueves, 15 de abril de 2010

París con aguacero


Vallejo murió en París, dicen, un viernes soleado. Pero entonces todos los días eran jueves tristes, porque qué día no hubiera llovido en Perú. Testigos la soledad, la lluvia, los caminos.

Piedra blanca sobre una piedra negra Tomás Allende Fragmento de 'À bout de souffle', de Jean-Luc Godard