Su pelo era una noche nublada
en la que todo el mal del mundo llueve sobre la ciudad destruida.
Pero eso era decir mucho
o decir muy poco
o decir lo que hubiera dicho cualquiera sobre su pelo.
Y su mirada perdida como si en el fondo
pensara en el mar
que no es un mar sino una pecera de amantes
que no es un mar sino un vestido adornado con los poemas
escritos por el niño que no cupo en su útero.
Porque sus ojos no eran una promesa
sino el instante en el que un asesino recuerda a su madre
y el naufragio y los pasos
en los ojos de una anciana
y el miedo de escribir un poema sobre ella
o el miedo de no escribir un poema sino el ripio
de palabras descomponiéndose
porque el infierno está empedrado con palabras
que martillan el cerebro como muertes que salen de la boca de dios.
Como muertes pálidas esperando la ocasión para nacer
para hablar en el vientre de una mujer confundida y sola
para atormentar al mundo y decir que aún hay vida
y que la noche seguirá siendo un insecto diminuto
entre su pelo negro.
Imagen: Illuminating the dark city. Subida originalmente por Ahmed.. ID.
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