A propósito, releí un poema de Whitman que me pareció oportuno, del que cito un fragmento. Lo saqué de internet, por su inmediatez (www.amediavoz.com) y vale decir que por ustedes, amigos, se icen banderas y los clarines clamen. Que sean para ustedes los ramos, las coronas, las cintas. Que la multitud se arremoline, llore al verlos terminar este viaje. Felicitaciones. No tengo mucho más que decir, quizá porque sea tanto lo que haya que decir que sería absurdo tratar de resumirlo en un par de líneas. Los recordaré a todos.
"Oh Capitán, mi Capitán:
nuestro azaroso viaje ha terminado.
Al fin venció la nave y el premio fue ganado.
Ya el puerto se halla próximo,
ya se oye la campana
y ver se puede el pueblo que entre vítores,
con la mirada sigue la nao soberana.
Mas ¿no ves, corazón, oh corazón,
cómo los hilos rojos van rodando
sobre el puente en el cual mi Capitán
permanece extendido, helado y muerto?
Oh Capitán, mi Capitán:
levántate aguerrido y escucha cual te llaman
tropeles de campanas.
Por ti se izan banderas y los clarines claman.
Son para ti los ramos, las coronas, las cintas.
Por ti la multitud se arremolina,
por ti llora, por ti su alma llamea
y la mirada ansiosa, con verte, se recrea.
(...)
Anclada está la nave: su ruta ha concluido.
Feliz entra en el puerto de vuelta de su viaje.
La nave ya ha vencido la furia del oleaje.
Oh playas, alegraos; sonad, claras campanas
en tanto que camino con paso triste, incierto,
por el puente do está mi Capitán
para siempre extendido, helado y muerto".
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