Escribir algo sobre Crónicas para sentimentales de Jacinta
Escudos. Comenzar con algo irrelevante, como decir que lo compré junto con Crónicas marcianas, de Ray Bradbury. Terminé
primero el de Bradbury. Definitivamente, me gusta más la portada del libro de Escudos.
Dentro del libro hay relatos. Crónicas. Acontecimientos personales de hombres o
mujeres. ¿Por qué no hablar mejor de Bradbury? No lo sé, no estoy seguro, pero
tal vez porque todo mundo conoce a Bradbury y todos han leído Fahrenheit, en
lenguaje figurado. Tal vez porque no sea nadie para hablar de Bradbury. Tampoco
soy alguien para hablar de Jacinta Escudos, pero me parece más fácil hablar de
ella. Más cómodo. La conocen menos personas, así, si me equivoco, menos gente
se dará cuenta.
En ambos libros coincide en el
título la palabra crónicas. Hermosa palabra que se refiere al tiempo. Al dios
Cronos, que devoró a sus hijos. A la decadencia paulatina de las cosas.
Bradbury la utiliza en el título porque se refiere a un evento importante en la
historia dentro de la ficción. La colonización de Marte (que es nieto de
Cronos, vaya coincidencia). Y a los documentos que registran esos eventos se
les suele llamar crónicas.
En el libro de Jacinta Escudos,
la palabra crónicas tiene otra connotación, una más íntima. Está relacionado
con la historia personal de personajes. Hombres y mujeres… sentimentales. Comparten
la soledad, la tristeza, la tendencia de quedarse callados en medio de una
conversación, como los sentimentales; y el miedo a que el dios Cronos termine
de devorarlos por completo. Sobre todo eso. La resistencia secreta a envejecer.
El miedo a perder algo que no saben que poseen. Cuya pertenencia radica
precisamente en no comprender bien de qué se trata. Son personas comunes y
corrientes, pero especiales dentro de su normalidad. Son personas que
seguramente pueden llorar por una mala mirada, por el sentimiento de culpa.
Son, en resumen, sensibles. Sentimentales.
Imagen: Crónicas para sentimentales y Crónicas marcianas. Al fondo: Saturno devorando a uno de sus hijos, de Goya.