domingo, 31 de julio de 2011

Madre, algún día me esperarás azul sobre los últimos inviernos de esta ciudad maldita, y yo me habré ido. Entonces el sol tendrá más fuerza para quemar los recuerdos felices de la infancia y sus labios, con el ímpetu de un corcel enorme, servirán para borrar otras promesas.
Imagen: Edward Steichen

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