jueves, 18 de junio de 2009

La Universidad, la vida y lo que acontece cuando ambas cosas se cruzan (por Ariel Mundo)

Desde que tengo memoria, siempre sentí que aquellos que se encontraban en un nivel inmediato superior al mío en materia académica debían ser la nueva raza de semidioses. Y así sucedió que cuando estaba en primero primaria me asombraba de ver que había gente en sexto primaria –lugar donde creía yo enseñaban cosas sumamente complicadas, y que siempre habrían de escapar a mi entendimiento–. Y la situación se repitió en cada año siguiente de la primaria, el básico y el bachillerato. Entonces tomé conciencia de que había hecho el camino que había considerado la mayoría de las veces irrealizable, una nueva Odisea donde todos morían valientemente intentando conquistar el éxito.

Pero entonces llegó el día en que entré a la universidad, y tal vez de la misma forma que yo, muchos se sintieron asombrados de haber logrado tan alto honor: después de todo ¡Sólo el 1% de la población logra llegar hasta ese nivel!. Y así fue como comenzó este camino que ha tenido de todo a medida que hemos avanzado, y si cambio de singular a plural la connotación de esta historia/testimonio/folletimonio –como decía Mario Roberto Morales–, es porque últimamente nos ha dado en filosofar con el dueño de este blog sobre todo lo que ha pasado en estos cinco años, porque de repente caemos en cuenta de que esto está por terminarse y entonces, ¿qué hemos de hacer al salir al mundo “real”?

Del tiempo que llevamos metidos en esto nos dimos cuenta de varias cosas: Los amigos con los que entramos ahora los vemos de vez en cuando, de prisa y entonces caemos en cuenta que se han vuelto conocidos, ya no son amigos como antes. El primer semestre es una explosión de gozo porque al fin nos sentimos libres y queremos experimentar esa vida de la U de la que tanto hemos oído; luego a medida que pasa el tiempo vemos que la cosa no está sólo de vacilar y pasamos a refunfuñar constantemente sobre la carrera que elegimos y sobre los sacrificios que hay que hacer. Y para cerrar con broche de oro las penas y tristezas, la señal patente de que uno ya lleva tiempo en esto es que al comenzar la U uno se desvela de lo lindo, está joven y tiene energía a raudales… pero llega el día en que desvelarse es el pan de cada día y uno está cabeceando en casa o en el trabajo.

Muchas veces nos ocurrió que un profesor dijo “en este tema ni necesito darlo pues Uds. Ya lo vieron en su clase de…” a lo que seguía una serie de miradas furtivas entre los compañeros cercanos para concluir que el tal conocimiento nunca lo vimos y que si entonces no tuvimos muchas clases y en su momento lo celebramos, ahora el tiempo perdido ya es irrecuperable.

Pero no todo es triste, porque durante el camino se hacen nuevas amistades, se cambian criterios y va tomando forma el yo en nosotros de manera definitiva –para bien o para mal–. Además, no faltan las anécdotas en cada clase como el de alguien que se enteró de que había parcial al día siguiente, el que estaba tan borracho que se durmió en la clase, y las muchas veces que estábamos haciendo la tarea o estudiando quince minutos antes de entrar a clase.

Y supongo que todo este proceso y todas estas cosas acontecen a todos, no importando la carrera que sigan, porque así es como viene sucediendo desde tiempo inmemorial y así seguirá siendo.

Así que para dar fin a esta primera parte de este ensayo –porque me faltó tocar varias cosas- sólo puedo decirles a todos aquellos que visiten este blog cuando lean esto han de caer en una de cuatro categorías posibles:
Los que ya pasaron este martirio: Brinden por nosotros! Y ríanse de todo lo que ya pasaron.

Los que están a mitad de la travesía: Sigan y sepan lo que quieran, porque al final eso es lo importante de todo esto.

Los que están por entrar: Seguramente estarán pensando “estos que publican están locos” y sí estamos locos a sus ojos, ya nos contarán en 3 o 4 años.

Los que estamos terminando esto: Bueno, ¿qué más puedo decir?

A la memoria de los que comenzaron, siguieron, se quedaron, se han ido para regresar y los que se han ido para no volver jamás…

domingo, 14 de junio de 2009

Temporada de béisbol


“¡Comenzó la temporada de Beis!”, me dijo con un brillo inexorable en los ojos un amigo que seguramente no sabe lo que para mí significa ese deporte que nunca he entendido del todo y por culpa del cual salgo tarde los fines de semana que estoy de turno en el periódico; y que aparte me valió muchas decepciones en el colegio que fueron de alguna forma causantes de cierto temor deportivo que conservo, porque no podía con la fuerza que le daba al bate y generalmente luego de que hacía el movimiento abrupto con el que la pelota nunca salía impulsada poéticamente por los aires, éste salía volando hacia atrás, o adelante o hacia el ‘pitcher’, quien seguramente pensaba que mi intención era matarlo y no darle a la pelotita y hacer ganar de forma heroica a mi equipo, cuya victoria en realidad me importaba muy poco en la mayoría de los casos. Prefiero evitar la descripción de mi actuación cuando el equipo defendía.

Los fanáticos del deporte, en cambio, me caen muy bien. Es fácil conversar con ellos y cuando uno toca el tema que les gusta, generalmente entabla una plática monologada muy amena y deliberada en la que las intervenciones propias se remiten a afirmar con una sonrisa: “sí vos, ese cuate es bueno”, o aprendiendo expresiones propias del argot beisbolero: “sí vos, la mandó a la mierda (refiriéndose a la pelota, claro)”, o “tiene buen brazo”, etcétera. Después de lo cual uno puede saltar con extraña libertad a cualquier otro tema.

Lo “bueno” de la temporada de beis es que en lo que termina el partido uno puede escribirle a viejos amigos o estar al día con las actividades culturales (a las que no se puede asistir por esperar el resultado de los partidos), o engrosar la lista de “libros que compraré luego de sacarme la lotería”. Además, da tiempo para pensar que se olvidó en casa la poesía completa de Caeiro, razón por la cual uno tiene que conformarse leyendo revistas en internet o ‘e-books’ con los que nunca se logra la constancia deseada. Espero que este partido termine pronto.

lunes, 1 de junio de 2009

Agradecimiento

Reseña en Luna Park.

http://www.revistalunapark.com

De nuevo muchas gracias a Vania y a Carmen Lucía por el espacio y felicitaciones por la revista.