jueves, 25 de febrero de 2010

Cualquiera tiene miedo

Su cuerpo está cansado de las bestias que custodian la mortaja están ellas dibujadas en la sábana sin decir nada sólo riendo como una copa de vino puede reír cuando la desgracia cae sobre el cristal la cama deshecha y unos libros sobre el escritorio suficientes para naufragar en cualquier sitio las voces respiran desde sus contornos fuertes sin que lleguen a tocar a quien duerme todo es tan delicado como una gota de vidrio que cae sobre nubes sin quebrarse sin que la conciencia escuche el ruido de los días cualquiera tiene miedo de morir atravesado por el cristal del silencio en su garganta nadie entra se teme abatir el corazón de los demonios que sangran cansados el humo espeso sin sentir el dolor de los libros solos.

Cualquiera tiene miedo.

Imagen: Mujer durmiendo, de Luis Ángel Esquivel.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Poema

"Vendrá la muerte y tendrá tus ojos", Pavese.


Un automóvil negro se confunde con la noche

y tu boca dibuja lenta la tragedia del mundo que envejece.


No era yo quien dibujaría una flor de silencio en tu vientre.


No me dejes aquí, siendo padre

sin terminar de repartir la historia del fracaso

donde ni siquiera el vértigo es real.


Quisiera poder cortar la lengua de tus fantasmas

pero no serán tuyas las flores que adornarán mi tumba

y sólo tus palabras poblarán esta inútil guerra triste.


El delirio puede martillar los clavos de las cruces sobre los papeles

donde esté tu nombre escrito junto a la historia.


Adelántate, cóbrate tus películas

y la sangre de los santos a los que ruegas una vida sin tropiezos.

Porque acaricio mi revólver y pienso en tus ojos de caos.


Mátame si algún día se me ocurre ser héroe.

Dispárame aquí, donde aún se escucha la angustia de tu despedida

pero no me dejes siendo hombre en medio de tanto silencio.


Alguna vez llenaste la ventana de quien espera luego del naufragio.

Pero todas las desgracias del mundo tienen sentido.

El futuro no existe. Lo sabes

cuando adornas con poemas tu vestido de muerte

tu útero estéril

con una flor, desde mi semilla,

una espina más entre tus huesos.

Y el cadáver de un hombre:

siempre he sido yo.

Fotografía: Walker Evans.