jueves, 8 de diciembre de 2011

Radiografías (René Morales Hernández, 2010)


La vocación de quedarse contra la de irse. La vocación de estar cerca y sentirse otro. De temer al extraño que existe cuando se está solo: la conciencia del otro. Ese que no conocemos. El que tenemos la oportunidad de crear en los sitios donde nadie nos conoce. Cuando la geografía más cercana desaparece y sólo queda el fondo: lo que no se puede ver sino a través de una lectura en rayos X de la presencia. El afán por la permanencia de un personaje que no pertenece a ningún sitio. El influjo de un espacio gris que respira la miseria de los días solitarios en lugares desconocidos.  
Radiografías de René Morales Hernández es el retrato de un viajero fragmentado en los sitios. Un libro de terror e insomnio: está plagado de bestias sibilantes o una sola. Un solo animal endémico que desfallece en su ira, en su impotencia, en su angustia. En la derrota de la furia a manos de la ciudad que no duerme.  Es el retrato del lado doloroso y oscuro de lugares tan difusos como el imaginario mismo. La debacle del mundo a través de la contemplación de las horas amargas de las madrugadas de ciudades sin fe. La respiración jadeante de las calles cuando el habitante de la noche comienza a arrepentirse de sus debilidades.
Hay la cordura de un grito desesperado. La plegaria de un alma que cae hacia el vacío mientras se da cuenta de que nadie la escucha. El poeta camina por las estaciones del metro, espera en las paradas de bus, en los parques, los aeropuertos, las barriadas marginales. Siempre con valor. Sin esperanza.

René Morales Hernández (2010). Radiografías. catafixia editorial. colección latina.
Imagen: Revista Luna Park

No hay comentarios: