sábado, 28 de noviembre de 2009

A modo de despedida: Whitman

Vale ponerse cursi: una etapa de mi vida terminó (un lugar común absurdamente melancólico, pero en fin), como terminó esa etapa en la vida de gente con la que durante cinco años viví. Conocí. Terminó la cercanía de la cotidianidad. La presión del próximo examen y las burlas que hacíamos de algunos profesores. Suena poco. De hecho, es algo que a cualquiera le pasa. La importancia –poca, mucha, ninguna– que le den al hecho no demerita la certeza de un cambio único en nuestras vidas.

A propósito, releí un poema de Whitman que me pareció oportuno, del que cito un fragmento. Lo saqué de internet, por su inmediatez (www.amediavoz.com) y vale decir que por ustedes, amigos, se icen banderas y los clarines clamen. Que sean para ustedes los ramos, las coronas, las cintas. Que la multitud se arremoline, llore al verlos terminar este viaje. Felicitaciones. No tengo mucho más que decir, quizá porque sea tanto lo que haya que decir que sería absurdo tratar de resumirlo en un par de líneas. Los recordaré a todos.

"Oh Capitán, mi Capitán:
nuestro azaroso viaje ha terminado.
Al fin venció la nave y el premio fue ganado.
Ya el puerto se halla próximo,
ya se oye la campana
y ver se puede el pueblo que entre vítores,
con la mirada sigue la nao soberana.

Mas ¿no ves, corazón, oh corazón,
cómo los hilos rojos van rodando
sobre el puente en el cual mi Capitán
permanece extendido, helado y muerto?

Oh Capitán, mi Capitán:
levántate aguerrido y escucha cual te llaman
tropeles de campanas.
Por ti se izan banderas y los clarines claman.
Son para ti los ramos, las coronas, las cintas.

Por ti la multitud se arremolina,
por ti llora, por ti su alma llamea
y la mirada ansiosa, con verte, se recrea.
(...)
Anclada está la nave: su ruta ha concluido.
Feliz entra en el puerto de vuelta de su viaje.
La nave ya ha vencido la furia del oleaje.
Oh playas, alegraos; sonad, claras campanas
en tanto que camino con paso triste, incierto,
por el puente do está mi Capitán
para siempre extendido, helado y muerto".

viernes, 27 de noviembre de 2009

Un volcán de fotos

Un volcán de fotos. Apenas se disipa la noche. Suena un radio tocando algo viejo. Cualquier cosa. Gardel o José José. No importa. Tocan la puerta sin que alguien abra. La calle está lejos de parecerse a dios. La vida es una pluma que cae hacia algún sitio que arde. Un volcán de fotos en una pira. Las imágenes no ayudan. No dicen mucho. Un grupo de personas fingiendo sonreír y viendo a la cámara. En ese momento pensaron ser felices. La memoria falla. Al fondo, un cerro azul en el que una familia podría vivir feliz por siempre. El sol cae en alguna otra. En otra, una niña de bonita sonrisa parece interesarse en la lectura. El pasado es una hoja de papel con tinta. Un cuaderno inconcluso.

El fuego espera: humo.

Fotografía: Bill Brandt, El hogar.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Borges

De hablar de Borges, hace unos días soñé que venía a Guatemala. Lo encontré en la librería SOPHOS y hablaba de La invención de Morel y de la obra de Henry James. Nunca recuerdo los sueños luego de unos minutos de haber despertado. Los leo de una especie de diario de sueños que llevo desde unos años. Un vicio. Una costumbre malsana y caprichosa. Por eso, no puedo decir que el título de Bioy o que las palabras sobre Henry James, o que el sueño mismo sean ciertos.