domingo, 27 de diciembre de 2009

La mujer vieja se recuesta pensando



La mujer vieja se recuesta pensando algo lento pero eterno. El cabello cubre la mitad del rostro de una mujer joven que extiende su mano para alimentar a las aves del jardín. El día podría estar por acabarse, pero su actitud no es la misma que la de otras tardes del mes en curso. La respiración de un dios hace nueva la monotonía. La mujer joven puede pensar en vestidos, en ropa nueva o en su amante lejano. Detrás de ellos, alguien piensa que podría ser el último día de las dos. O el último día del universo. Pero que morir alimentando a las aves puede valer la pena en cualquier lugar.

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